
INGREDIENTES
- 4 huevos camperos Pazo de Vilane
- 250 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 150 g de azúcar blanca
- 300 g de harina común
- 90 g de cacao en polvo de buena calidad
- 2 cucharaditas de levadura en polvo
- 1 cucharada de café instantáneo
- 5 g de sal
- 2 cucharadas de esencia de vainilla
- 200 ml de leche con chocolate (chocolateada)
- 80 ml de agua hirviendo
PREPARACIÓN
- Comienza a batir con ayuda de unas varillas el azúcar con la mantequilla a temperatura ambiente, hasta que la mezcla esté esponjosa. Este paso te llevará 3-4 minutos.
- Agrega los huevos de uno en uno, mezclando con las varillas, hasta que estén bien combinados.
- Continúa con la vainilla y vuelve a mezclar.
- En otro cuenco grande tamiza la harina, el cacao en polvo, la levadura, la sal, y el café.
- Añade los ingredientes secos a la mezcla de los huevos en tres veces, alternando con la leche chocolateada. Este paso es preferible que lo realices con la pala de silicona en movimientos suaves y envolventes, de abajo arriba, y asegurándote de que en cada vuelco queden los ingredientes bien integrados.
- En la última incorporación notarás que cuesta mezclar la masa. No te preocupes, es normal. Pasa con más frecuencia en invierno, porque con el fresco la mantequilla tiende a endurecerse rápidamente.
- Finalmente, vierte el agua hirviendo e integra suavemente, hasta que consigas una masa aterciopelada y suave.
- Engrasa el molde con un poco de mantequilla y vierte la masa.
- Introduce en el horno precalentado a 180º, calor arriba y abajo, sin aire, durante 45-50 minutos o hasta que al insertar un palillo en el medio salga limpio cuando lo retires.
- Deja enfriar antes de desmoldar.
¿Cómo batir los huevos para hacer un bizcocho de chocolate… de chuparse los dedos?
- Elige siempre los mejores huevos camperos, como los de Pazo de Vilane, de gallinas alimentadas con maiz y otros cereales, leguminosas y, por supuesto, todo aquello que encuentran en los verdes pastos gallegos: bichitos, flores, briznas de hierba… Por eso nuestros huevos tienen otro sabor y otro aroma. Lo notarás seguro al batirlos e incorporarlos a la masa.
- Sácalos un poco antes de la nevera para que atemperen bien. De esta forma los podrás batir con más facilidad y la yema se integrará mejor con el resto de ingredientes.
- ¿Se te ha olvidado y no tienes tiempo de esperar? No pasa nada, sumérgelos unos minutos en agua tibia y estarán listos.
- Cáscalos siempre en una superficie distinta al bol donde mezcles los ingredientes (por ejemplo, en la encimera de la cocina), para evitar contaminaciones.