Prevenir el cáncer a través de la dieta

Según un informe global sobre dieta y cáncer realizado por el Fondo Internacional para la Investigación del Cáncer y el Instituto Americano para la Investigación del Cáncer, no deja lugar a dudas la íntima relación existente entre cáncer y dieta.

El informe estima que un cambio en la dieta puede reducir la incidencia sobre el cáncer en un 50%, que unido al abandono del tabaco implica que aproximadamente un 70% de los casos son evitables.

Durante tres años 14 expertos internacionales han trabajado sobre numerosos estudios de investigación analizando la relación existente entre dieta y cáncer. El resultado de dicho estudio ha evidenciado que el riesgo de la aparición de la enfermedad se puede reducir si en nuestra dieta incluimos una elevada proporción de alimentos de origen vegetal, una disminución en la ingesta de carnes y alimentos ricos en grasa, así como, el número total de calorías y el incremento de la actividad física.

 

Prevención y dieta

Todos los expertos en el tratamiento del cáncer coinciden en 10 puntos básicos en nuestra conducta de vida y alimentos:

  1. Alimentación habitual con elevado consumo de frutas y verduras frescas de hoja verde. Tomar cada día 2 – 3 piezas de fruta y al menos una buena ensalada.
  2. Aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, consumiendo habitualmente cereales integrales y legumbres, que aportan vitaminas esenciales en la protección y prevención del cáncer.
  3. Limitar el consumo de carnes y alimentos de origen animal, especialmente los de alto contenido graso. No deben superar el 10% del total.
  4. Aporte calórico moderado. No hacer dietas cargadas de alimentos energéticos. Evitar la obesidad y el sobrepeso realizando de forma habitual ejercicio físico. Caminar al menos una hora por día, tres días por semana como mínimo, o algún tipo de ejercicio similar.
  5. Limitar el consumo de alcohol. En caso de que se consuma se debe limitar a dos copas o menos por día en los hombres, y a una copa o menos por día en las mujeres. Beber siempre con las comidas.
  6. Evitar el consumo de alimentos ahumados, en salazón, braseados y en general cocinados directamente al fuego o humo. Este tipo de cocina produce diversas sustancias cancerígenas.
  7. No tomar alimentos demasiado calientes ni demasiado fríos.
  8. Mantener un hábito de comidas regular en cantidad y en horario a lo largo del día y de la vida.
  9. Tomar líquidos suficientes a lo largo del día, preferiblemente entre horas.
  10. Limitar el uso de la sal como condimento.