El cemento tenía un sabor metálico. Eso recordaría Carmen años después: no el dolor que le subía desde las piernas como electricidad, ni los gritos de la señora Amparo.El sabor a monedas oxidadas cuando su cara besó el suelo del patio.Tenía siete años y descubrió que los huesos suenan al romperse. Un crujido seco, como …

