Las necesidades absurdas

Todos recordamos que tenemos que disfrutar de las pequeñas cosas, del día a día, cada vez que a una persona cercana le ocurre una desgracia. A la mayoría se les olvida en cuestión de poco tiempo, vuelven a las necesidades absurdas.

Quien de nosotros no ha dicho que lo importante es tener salud. Pero alma de cántaro si la enfermedad es algo intrínseco al ser humano. Vale te referías  a enfermedades  graves, como el cáncer. ¿Y qué? Acaso desaparece todo lo apasionante que tienes por delante, que es curarte. Y qué me dices de  la serie  de cosas maravillosas para hacer hasta que  te  cures o no. Y, por último, entiende que no te está pasando  nada  raro,  sino que lo que te sucede es algo natural que nos puede a pasar a todos. Si lo piensas así, llevarás la enfermedad mucho mejor. Sigue disfrutando de la vida o sufre absurdamente.

Y qué pasa si perdemos nuestro bienestar. Pues nada, siempre que estés dispuesto a renunciar a él. Porque de lo que no estamos dispuestos a renunciar, nos volvemos esclavos. Además, no contemplamos que pueda desaparecer, por  tanto, lo hacemos rutinario. La manera correcta de disfrutar de las cosas es sabiendo que no las necesitas, que  las puedes perder y que no pasaría nada. Al  mismo  tiempo,  sabiendo  que pueden desaparecer, las vas a valorar más.

Un gran amigo dice que hay que batallar siempre, pero teniendo claro que lo más importante es encontrar el sosiego en todo. Esa es la clave. Sólo seremos fuertes y extraordinarios de verdad si estamos dispuestos a aceptar que no siempre estaremos en la cumbre.

Ya claro eso es fácil decirlo, la realidad es otra  cuando estás en una situación privilegiada. Por supuesto, es  mucho más difícil renunciar cuando estás arriba que cuando estás abajo. Porque en una posición privilegiada la oportunidad de tenerlo todo es muy grande. El que está abajo no tiene que renunciar a nada, porque no tiene oportunidades. La neurosis, incluso la infelicidad, es una enfermedad de la abundancia, de los que tienen necesidades absurdas,  no  es una enfermedad de la pobreza. Los pobres no tienen neurosis. Tienen otros problemas, pero no ese.

¿No te he convencido? Seguro y me alegra, solo te en cuenta que eres tú con relación al Universo. Ni siquiera llegas a la categoría de un grano de arena. Si reconoces tu humildad empezarás a comprender el valor de las pequeñas cosas y a no tener necesidades absurdas.

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