Todos tenemos derecho a ser felices. La felicidad es un don de la naturaleza. No hay persona, religión, ni ideología que tenga el derecho de quitárnosla. Organizamos nuestras estructuras sociales, familiares, políticas, etc., con el fin de proteger nuestro libre derecho a ser felices. Y, sin embargo, ninguna fuerza exterior puede protegernos del mayor impedimento en la consecución de ese fin: nuestra sensación de que no nos merecemos la felicidad.
Es interesante preguntarse ¿Por qué querría alguien privarse deliberadamente de la felicidad? Hay muchos psicólogos importantes, entre ellos Marianne Williamson y Nathaniel Branden que han investigado sobre este tema y todos han llegado a la conclusión que el problema estriba en la falta de aprecio que tienen muchas personas de sí mismo».
Para poder vivir una vida feliz, debemos sentir que nos la merecemos. En su búsqueda de valores, el hombre debe pensarse con derecho a disfrutar de ellos. En su esfuerzo por hallar la felicidad, debe considerarse con derecho a tenerla.
Debemos apreciarnos en lo que somos, en nuestro ser más íntimo, al margen de nuestros logros más tangibles; debemos creer que merecemos ser felices; debemos sentir que lo merecemos por ser lo que somos… porque nacimos con la mente y el corazón dispuestos a experimentar el placer y el sentido de las cosas.
Cuando no aceptamos que merecemos todo esto, de manera inconsciente o deliberada socavamos nuestros propios talentos, nuestro potencial, nuestra alegría y nuestros logros. Negarnos a aceptar las cosas buenas que nos suceden conduce a la infelicidad y, siendo infelices entre todas las posibles fuentes de felicidad que nos rodean, caemos en el nihilismo.
Antes de poder aceptar un don, de un amigo o de la naturaleza, tenemos que estar abiertos a recibirlo. Una botella a la que no le quitemos el tapón no podrá llenarse de agua, por más agua que vertamos sobre ella; esta resbalará por los lados sin jamás llenarla. Solo si nos sentimos merecedores de alcanzar la felicidad podremos abrirnos para recibir sus tesoros.