
Próxima al punto de encuentro del río Avia con el Miño, es el enclave en el que se asentaron celtas y romanos, no solo por lo bello del lugar, sino por las riquezas minerales de las aguas y las montañas que lo rodean. Ribadavia es la capital de la Denominación de Origen Ribeiro, la más antigua de Galicia. Aquí el vino lo explica todo. El geógrafo y escritor griego Estrabón ya alabó la elaboración en la zona de estos caldos allá por el siglo II antes de Cristo; fue el primer vino en viajar a América de la mano de Colón; se sirvió en las mesas más opulentas de los reyes de Europa… Se encuentran un sinfín de menciones históricas y literarias sobre una de las zonas vitivinícolas con más solera de Europa.
Fue durante la Edad Media cuando la villa adquirió la topografía que ahora se disfruta y en la que destaca una colección compuesta de fortificaciones, ermitas románicas, una rica judería y un casco histórico, declarado en 1947 Monumento Histórico-Artístico. Los clásicos soportales gallegos sirven de refugio de lluvia o sol al paseante rural en su recorrido por el municipio. En la zona alta de la villa destaca el principal icono de Ribadavia, las ruinas del castillo de los Sarmiento. Abandonado en el siglo XVII, aún conserva la grandeza de haber sido una de las mayores fortalezas gallegas durante la Edad Media.