Volvieron a oírse los gritos, esta vez con mayor fuerza y mucho más cerca, casi ensordeciendo a los presentes. Los alumnos de la clase de fotografía nocturna se miraron entre sí, algunos nerviosos, otros con una curiosidad malsana reflejada en sus rostros. Estaban en las ruinas del Caserón Soto del Henares, un lugar envuelto en …