Hace tiempo que comprendí la inutilidad de hacer listas interminables de propósitos que raramente se cumplen cada vez que comienza un año. Por el contrario creo que es bueno echar la vista atrás y agradecer todo lo bueno que me ha dado la vida. Hay que enfocar la mente en lo que tienes y no en lo que te falta.
Ser agradecido te muestra un mundo escondido que la mayoría de las personas no ven. Existe una cadena de “casualidades” que permitan que tú vivas, veas, interactúes con el mundo. Ser agradecido te hace consciente de esa cadena. Esto te ayudará a empezar el año próximo cargado de energía positiva, atrayendo las cosas buenas a través del agradecimiento.
Como decía Lao Tse:
“El agradecimiento es la memoria del corazón”
Tengo todo lo que necesito, si acaso echo de menos recuerdos que ya los tengo borrosos, pero éstos no se compran por Amazon.
Tengo agua caliente en la ducha, toallas y sábanas limpias y suaves, comida diaria y un buen vino para acompañar. Una vida estable y confortable con techo, zapatos, calefacción y un sinfín de aparatos que se enchufan.
A mis años disfruto de momentos de relativo silencio, en mi huerto, en mi casa, andando, leyendo, que me ayudan a compensar la velocidad excesiva con la que vivimos. Tengo el amor de una familia, la amistad de buenos amigos y algunos cómplices con los que compartir proyectos y retos que me hacen seguir ilusionado.
Yo creo que el azar marca los hechos importantes de tu vida, creo que ésta es como un libro donde cada día es una página donde tienes la oportunidad de escribir tu propio destino, con renglones derechos o torcidos, eso depende de ti, y de eso dependerá el resto de los capítulos siguientes de tu libro, pero inevitablemente algún día el libro llegará a la última página y ahí todo se acabará. Es el azar el que decide y a mí me ha colocado en un sitio y en un momento privilegiado. Vivo en una ciudad aceptable, con farolas, autobuses, ambulancias, tiendas de chinos, fruterías de árabes, clases de cata y hasta un huerto. Tengo agua corriente, cuenta corriente, corriente eléctrica y otras cosas corrientes que en la mayor parte del mundo son extraordinarias.
Pienso por un momento si despertara y descubriera que mi suerte es sólo un sueño. Que amanezco en Siria o en Sudán. No ver crecer a mis hijos y nietos. Que me quiten mi casa.
No poder valerme por mí mismo. Verme obligado a pedir. Vivir lejos de la gente que quiero. Estar atado desde niño a un fusil o a una máquina de coser. Embarcar a mi familia en una lancha atestada de refugiados. Conformarme con sobrevivir.
En fechas como cumpleaños o Navidades también disfruto con la tradición de hacer y recibir regalos, pero hace tiempo que me di cuenta de que mi mayor regalo es disfrutar de lo que ya tengo.
«Doy gracias por tener la fortuna de ser consciente de ello”