Cudillero (Asturias)

Cudillero, Asturias

Hasta no hace mucho, la seña de identidad de Cudillero era el olor a mar y a salitre que provenía de los escualos que colgaban durante meses de la puerta de las casas de los marineros pixuetos. Todavía se pueden ver algunos gracias a su especialidad gastronómica, el curadillo, un escualo que se cura sin sal al viento del Cantábrico y que se guisa con patatas o con fabes. Los marineros también dejaron un lenguaje propio y exclusivo de Cudillero: el pixueto, un dialecto del bable que, de vez en cuando, se deja escuchar en boca de algunos locales y cada 29 de junio se reivindica en la fiesta de l’Amuravela dedicada a San Pedro. 

A este santo también está dedicada la iglesia del casco histórico, parada imprescindible para los visitantes que, entre subidas y bajadas, siguen su recorrido por la capilla del Humilladero, la Lonja o la Fuente del Canto, sin pasar por alto los miradores de El Pico, Cimadevilla, la Atalaya, el Faro y la Garita. Al subir a este último, las vistas se extienden por el faro, el puerto y la villa. A medida que se asciende por las laderas de los alrededores, el graznar de las gaviotas deja espacio al mugir de las vacas, y el aspecto de Cudillero muta del azul del Cantábrico al verde intenso de su interior. 

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