
La desembocadura del río Bidasoa y la Bahía de Txingudi son la frontera natural entre España y Francia, entre Fuenterrabía, su denominación en español, y Hendaya. Su ubicación estratégica ha determinado la configuración de la villa y ha dejado para el recuerdo una muralla transitable que rodea la ciudad vieja y que cuenta con bellas puertas de entrada como la de San Nicolás y Santa María. A esta última se llega a través de la arteria principal del casco viejo, Kale Nagusia –calle Principal, en euskera–, un paso estrecho y adoquinado que recuerda su antiguo trazado medieval. En la misma dirección se encuentra la Iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano y el Castillo de Carlos V, reconvertido en Parador de Turismo.
Las plazas de Armas, del Obispo y Gipuzkoa se convierten en los puntos neurálgicos de la villa. La Marina, antiguo barrio de pescadores, está ubicado extramuros y es conocido por sus casas de colores, pintadas así debido al aprovechamiento de la pintura sobrante de los barcos. En la alto del Jaizkibel, con magníficas vistas, se yergue la Ermita de Guadalupe, a la que los locales peregrinan cada 8 de septiembre por la promesa de sus antecesores tras un ataque que sufrió Hondarribia.
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